LA GRACIA MIRA LO QUE DIOS MIRA – ENSEÑANZA 28 DE JULIO DE 2024

La enseñanza comenzó con la foto de una piedra llamada Kimberlita, una piedra aparentemente normal, como cualquiera de las que apartaríamos de nuestro camino. Pero lo que no podemos apreciar a simple vista en esa piedra, es que realmente es un diamante en bruto.

La piedra de Kimberlita es la piedra de la que se extraen los diamantes, que son la piedra preciosa más bella, valiosa y resistente del planeta Tierra. Así nos ve Dios a cada uno de nosotros y a cada persona de nuestro entorno, y cuando entendemos la gracia, el amor incondicional de Dios por nosotros, y su honra hacia nosotros a través de Jesucristo en la cruz, nos veremos a nosotros mismos con ese valor, y el fruto de vernos así es que veremos así a los demás también.

“LA GRACIA VE EL DIAMANTE OCULTO DENTRO DE UNA PIEDRA QUE PARECE COMÚN”

Lucas 18:18-25 Un hombre principal le preguntó, diciendo: Maestro bueno,

¿qué haré para heredar la vida eterna? Jesús le dijo: ¿Por qué me llamas bueno? Ninguno hay bueno, sino solo Dios. Los mandamientos sabes: No adulterarás; no matarás; no hurtarás; no dirás falso testimonio; honra a tu padre y a tu madre. Él dijo: Todo esto lo he guardado desde mi juventud. Jesús, oyendo esto, le dijo: Aún te falta una cosa: vende todo lo que tienes, y dalo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven, sígueme. Entonces él, oyendo esto, se puso muy triste, porque era muy rico. Al ver Jesús que se había entristecido mucho, dijo: ¡Cuán difícilmente entrarán en el reino de Dios los que tienen riquezas! Porque es más fácil pasar un camello por el ojo de una aguja, que entrar un rico en el reino de Dios.

Lucas 19:1-10 Habiendo entrado Jesús en Jericó, iba pasando por la ciudad. Y sucedió que un varón llamado Zaqueo, que era jefe de los publicanos, y rico, procuraba ver quién era Jesús; pero no podía a causa de la multitud, pues era pequeño de estatura. Y corriendo delante, subió a un árbol sicómoro para verle; porque había de pasar por allí. Cuando Jesús llegó a aquel lugar, mirando hacia arriba, le vio, y le dijo: Zaqueo, date prisa, desciende, porque hoy es necesario que pose yo en tu casa. Entonces él descendió aprisa, y le recibió gozoso. Al ver esto, todos murmuraban, diciendo que había entrado a posar con un hombre pecador. Entonces Zaqueo, puesto en pie, dijo al Señor: He aquí, Señor, la mitad de mis bienes doy a los pobres; y si en algo he defraudado a alguno, se lo devuelvo cuadruplicado. Jesús le dijo: Hoy ha venido la salvación a esta casa; por cuanto él también es hijo de Abraham. Porque el Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido.

En estos dos pasajes, que aparecen uno inmediatamente después del otro, vemos a dos personas ricas (el segundo además era ladrón), dos tratos diferentes (el 1.º por ley, el 2.º por gracia) y dos resultados completamente diferentes: Uno, queriendo ser justificado por cumplir la ley, se quedó triste cuando Jesús le pidió que vendiera todo lo que tenía y se lo diera a los pobres, y que lo siguiera. El otro, gozoso porque Jesús puso su mirada en él y fue a comer a su casa -aún sabiendo qué clase de persona era-, no se le pidió nada, y sin embargo hubo un cambio en su forma de pensar, reconoció a Jesús como su Señor y ese día le cambió la vida, no solo a él sino a todo su entorno, porque les repartió sus riquezas.

Jesús, que vino a manifestar la naturaleza de Dios Padre aquí en la Tierra, veía el diamante oculto tras las apariencias de las personas, buscaba ese diamante y lo liberaba para que brillara e inspirara a otros, y nos dio ejemplo para que hagamos lo mismo.

Juan 13:15 Porque ejemplo os he dado, para que como yo os he hecho, vosotros también hagáis.

Cuando vivimos GRACIA, vemos el diamante que hay oculto bajo las apariencias de las personas, y entonces las vamos a buscar y ayudar a liberar ese brillo que hay en ellos, a través de nuestra amistad. ¡Eso es lo que hace un buen amigo!

Proverbios 27:17 El hierro se pule con el hierro, y el hombre se pule en el trato con su prójimo.

Proverbios 13:20 Anda con sabios y te harás sabio; anda con brutos y te meterás en líos.

Hebreos 10:24 Y considerémonos unos a otros para estimularnos al amor y a las buenas obras.

Pero recordemos que la primera persona que tenemos que mirar así somos nosotros mismos; solo entonces podremos ver así a todos los demás, porque uno solo puede dar lo que tiene, lo que ha recibido.

Hay ciertas características que son especialmente valoradas en un diamante, y nos sirven de ejemplo para ayudarnos a liberar el diamante que somos, para luego poder ayudar a otros a liberar el diamante que son.

Características valoradas en un diamante:

Carat (peso) – Peso tiene que ver con honra. Cuanto más entiendo GRACIA, cuanto más entiendo que soy amado por Dios y que Él me honró, no por lo que yo haga sino por lo que Cristo hizo… más peso tengo como diamante (identidad, seguridad, confianza, autoestima).

Color – Cuanto más intenso o puro es el color del diamante, más valor tiene. Esto tiene que ver con mi diseño (mis cualidades, dones, talentos, mi configuración única dada por Dios), y cuanto más fiel soy a mi diseño, cuanto más auténtico soy, más disfrutaré y más brillaré.

Claridad – Son las imperfecciones del diamante, y tiene que ver con la transparencia y con mis cicatrices, mi testimonio personal, las “batallas” ganadas, lo que me da autoridad para hablarle a las heridas de otros, porque esas cicatrices cuentan la historia de heridas que ya fueron sanadas. Dios usa todo para bien.

Corte – Tiene que ver con mi carácter. El diamante solo se puede cortar y pulir con otro diamante, lo que simboliza a Dios y su Palabra (somos su imagen y semejanza) y a las personas que me pulen cuando tengo trato con ellas. Cuanto más me dejo pulir, más brillaré.

Fuego: Es el brillo especial de colores que solo tienen los diamantes, resultado de todo lo anterior (simboliza el propósito de Dios en mi vida).

2 Timoteo 1:6 Por lo cual te aconsejo que avives el fuego del don de Dios que está en ti por la imposición de mis manos.